LECTURA BÍBLICA: 1 Juan 2:24-27
TEXTO: JUAN 14:26 Pero el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, los consolará y les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho.
LUCAS 12:12 porque en ese mismo instante el Espíritu Santo les enseñará lo que deban decir.»
INTRODUCCIÓN:
¿Cuántos recordamos a nuestros maestros de infancia? Todos sabemos la enorme influencia que puede tener un buen maestro sobre nuestras vidas. Desde niños hemos sido expuestos a profesores que nos han marcado, ya sea para bien o para mal. Independientemente de la manera, muchos han aportado joyas valiosas a nuestro conocimiento, pero aún más, a nuestro carácter.
Un maestro de carne y hueso con errores y virtudes ha podido influenciar tremenda en nuestra vida, cuanto mas lo hará el Espíritu Santo, quien es ilimitado en sabiduría, inagotable en conocimiento y libre de todo error Pues, uno de sus oficios según las Escrituras es el de ser nuestro Maestro. No cualquier maestro, sino el Maestro por excelencia.
A.- UN MAESTRO QUE CONOCE LA PALABRA
La Biblia es nuestra mayor inspiración, es la palabra de Dios, es nuestra guía en nuestro diario caminar, como dijo el salmista es como una lampara que alumbra nuestros pies. (Salmos 119:105) pero tenemos una dificultad, no podemos entenderla ni comprenderla a cabalidad, nuestra capacidad y mente humana es finita y podemos estar perdiendo grandes bendiciones para nuestra vida si no la entendemos bien. Entonces necesitamos un maestro.
¿Cuándo nuestros hijos tienen problemas de estudios de matemáticas a quien buscamos que le enseñe? … al profesor de inglés, al de letras NO buscamos a un profesor matemático.
De la misma manera cuando queremos saber aprender mas de la palabra de Dios necesitamos ir al maestro que mejor sabe y lo conoce y quien mas que ir al autor de la biblia, al que inspiro a las santos hombres de Dios al ESPIRITU SANTO.
B.- EL ES LA INSPIRACIÓN DE LA PALABRA.
2 Pedro 1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
No hay por que estar claudicando en pareceres por lo que acontece en el mundo o en la vida de la sociedad si tenemos al Espíritu Santo como mejor maestro porque es el autor de la palabra y todo problema del ser humano tiene solución en la palabra y toda inquietud pregunta tiene respuesta en la palabra, solo que necesitamos estar en comunicación con el maestro, y el esta dispuesto a cumplir su labor de enseñarnos.
Alguien, quizá, pregunte: ¿cómo es que nos enseña, si no podemos verlo y ni siquiera escucharlo audiblemente, tal como lo hacemos con los maestros de esta tierra? La respuesta es muy sencilla lo hace a través de lo que comúnmente se ha denominado la «iluminación del Espíritu Santo».
El Espíritu Santo ilumina la mente del creyente para que pueda entender las Escrituras. Cristo les prometió a los apóstoles que aunque Él se iría, el Espíritu vendría y les enseñaría (Juan 14:26).
C. EL ESPIRITU SANTO Y EL MINISTERIO DE MAESTRO
Efesios 4:11 «Cristo mismo le dio dones a la gente: a unos, el don de ser apóstoles; a otros el de ser profetas; a otros el de anunciar las buenas noticias; y a otros el de ser pastores y maestros.«
Todo maestro debe tener una percepción clara y bien definida de lo que le lleva a enseñar la palabra de Dios; así podrá tener éxito en su labor. Y para esto necesita no solo el respaldo del Espíritu Santo y una preparación previa sino que el maestro debe dejar que el Espíritu Santo enseñe por medio de él. Una vida de santidad sumisión obediencia y dependencia total a Dios hará esto posible, ¡¡Que el señor levante maestros así en esta generación!!
CONCLUSION
Como pueblo de Dios, e hijos suyos tenemos al maestro de maestros para enseñarnos hoy y se llama Espíritu Santo, y a quienes nos ha llamado para ser maestros debemos depender de la palabra pero bajo la inspiración del maestro principal que es el Espíritu Santo……
Como cristianos, es nuestro deber estudiar la Palabra de Dios y escuchar bien la predicación (Hebreos 10:25). Sin embargo, no nos olvidemos de depender del Espíritu Santo para una interpretación correcta.