LECTURA BÍBLICA: Romanos 7:15 23
CITA DEL SERMÓN: 2Co 7:5 Desde que llegamos a la región de Macedonia, no hemos descansado. Al contrario, hemos sufrido mucho. Hemos luchado contra nuestros enemigos y contra nuestro miedo BLS
INTRODUCCIÓN
Hay dos fuerzas , hay dos personajes, hay dos caminos y hay dos destinos, para toda la humanidad, la lucha entre e l bien y el mal
entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte. D esde que el ser humano tiene uso de razón se encuentra en una lucha contra sí mismo tratando de querer hacer el bien pero sin poder lograrlo. En ese afán por querer hace r lo bueno encuentra a Jesucristo quien ofrece ayudarlo pero no por arte de magia , primero lo perdona, lo libera de toda culpabilidad y pone su espíritu para que lo ayude, pero sigue siendo el ser humano la persona quien tiene que luchar contra su s propios temores, sus malos deseos sus pecados.
Todo Cristiano tiene una lucha diaria, entre obedecer a DIOS, o desobedecerlo, claro que si fuera por uno mismo, sin la ayuda del Espíritu
Santo; nuestra decisión sería desobedecerlo, pero el Espíritu Santo nos ayuda a poder vencer en esta lucha diaria; entre la carne y el Espíritu.
LA LUCHA DEL CRISTIANO.
1 Pedro 2:11
El cristiano es requerido por Dios y su palabra a vivir en Santidad, SED SANTOS por que yo soy Santo. P or ello nos ha dado su espíritu y el resto ya de p ende exclusivamente de cada uno de no sotros Pero ¿Cómo hacerlo, sobre todo cuando el mundo es hostil al cristiano y todo lo hace de forma corrupta? S in duda alguna tenemos que enfrentarnos día a día a una lucha continua Pedro nos instruye mostrándonos dos formas de lucha la primera es interna y la segunda externa , so n actos que confirman lo que sucede en lo interno del creyente.
1Pe 2:11 Amados hermanos en Cristo, les hablo como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo. No hagan nada que obedezca a sus malos deseos, pues esos deseos los llevarán a la perdición
Pedro resalta que el mundo no es nuestro hogar, no es nuestra cultura, no es para vivir cómodamente, somos extranjeros, gente de paso. A pesar de que este mundo odia el amor y la paz de Dios, NO ES NUESTRO ENEMIGO PRINCIPAL debemos entender claramente nosotros como cristianos existe una lucha interior que se debe enfrentar día a día. NUESTRO ENEMIGO PRINCIPAL ESTÁ EN NOSOTROS MISMOS. El enemigo principal es nuestra carnalidad, esas pasiones intensas que nos desean dominar, desean guiar nuestras vidas y nos llaman para que las alimentemos, nos reclaman como si fuéramos suyos.
Rom 8:12 «Por eso hermanos, estamos obligados, pero no a vivir de acuerdo a los deseos naturales.» 13 «Si viven de acuerdo a sus deseos naturales, morirán para siempre. Pero si usan el poder del Espíritu para dejar de hacer maldades, vivirán para siempre.» PDT.
LAS LUCHAS DE PABLO NUESTRAS LUCHAS.
Rom. 7:15-19 (PDT)
Rom. 7:15 No sé qué está pasando conmigo: lo que quisiera hacer no lo hago y resulto haciendo lo que odio.
Esto es más que el grito de un hombre desesperado. Describe la experiencia de cualquier cristiano que lucha contra el pecado o trata de agradar a Dios guardando normas y ordenanzas sin la ayuda del Espíritu Santo. Nunca debemos subestimar el poder del pecado. Nunca debemos intentar luchar con nuestras propias fuerzas.
Rom. 7:17 «Pero en realidad no soy yo el que hace esas maldades, sino el pecado que vive en mí.»
«El diablo me obligó a hacerlo». «Yo no lo hice, fue el pecado que está en mí». Parece una buena excusa, pero tenemos que dar cuenta de nuestras acciones, somos nosotros los únicos responsables de hacer el bien o el mal ya Jesucristo nos dio su Santo espíritu para que pelee a nuestro lado mantenerlo siempre con nosotros es nuestro trabajo y lucha cotidiana.
Rom 7:18 «Yo sé que el bien no vive en mí, es decir, no vive en mi naturaleza humana. Hay en mí el deseo de hacer el bien, pero no puedo llevarlo a cabo.»
Nunca debemos mencionar el poder del pecado ni a Satanás como excusa, porque son enemigos vencidos. Sin la ayuda de Cristo, el pecado es más fuerte que nosotros y algunas veces somos incapaces de defendernos de sus ataques y perdemos la batalla.
Rom 7:19 «En efecto, no hago el bien que quiero hacer, sino que hago el mal que no quiero hacer.»
Pablo mismo divide a la naturaleza humana en tres grupos, el natural, el carnal y el espiritual (1 Corintios 2:14-15) ahora esta enfrentando su dura lucha contra el hombre carnal, en esa misma situación nos encontramos muchos de nosotros, a veces sin saber que hacer. La lucha interna contra el pecado es tan real para nosotros como lo fue para Pablo.
Rom 7:20 «Entonces si hago lo que no quiero hacer, no soy en realidad yo el que hace el mal, sino el pecado que vive en mí.
Pablo vuelve a reconocer por segunda vez que el pecado domina al cuerpo y que es imposible vencer con nuestros esfuerzos humanos En lugar de enfrentar el pecado con el poder humano, debemos apropiarnos del poder enorme de Cristo que está a nuestra disposición. Esta es la provisión de Dios para vencer el pecado. Él envía al Espíritu Santo para vivir en nosotros y darnos poder.
CONCLUSION
Esta es la lucha de todo cristiano, No tenemos por que ser vencidos Pablo siempre se ayudo recordando que cristo fue quien lo perdonó lo salvo y lo hizo libre, Esta lucha no es para ganar el cielo, Cristo ha sido quien ha derramado su sangre para que podamos irnos con El. Esta lucha es para honrar su nombre y para vivir alejado de todo mal, deseando dar un fruto bueno para nuestro Señor.
La Biblia enseña claramente que la esperanza y la fe del cristiano se forjan en medio de las feroces luchas de la vida. El sufrimiento y la tentación nos dan forma, nos fortalecen “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gal. 5:16-17).
Entre la victoria y la derrota está el poder que le conferimos al Espíritu Santo de luchar nuestras batallas interiores. En la medida que no pidamos la ayuda de Dios y no le permitamos actuar a su Espíritu en nosotros, más probable es que alimentemos esta lucha que tomará mayor fuerza hasta provocarnos caer. Pero si le damos su lugar al espíritu santo en nuestras vidas estamos seguros que saldremos siempre victoriosos.
AMEN.