Isaías 61
TEXTO BASE: Sal 147:3 El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
Deuteronomio 32:39 «Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.
INTRODUCCIÓN:
Es de mas valor tener un alma sana que disfrutar de un cuerpo saludable. De nada sirve estar en buena forma física si, en tu interior, hay dolor, rencor, amargura y heridas profundas del pasado. Aunque parezca complejo, lo que no se sane en tu interior se reflejará en el exterior, causando grandes daños tanto en tu cuerpo como en las personas que te rodean.
Las heridas del alma se asemejan a las heridas físicas: si no se les brinda el tratamiento apropiado, pueden abrirse, causar mucho dolor, infectarse y afectar la salud integral. De la misma manera, si no abordas las heridas en tu alma, podrías experimentar enfermedades mentales, emocionales y, como ya se mencionó, físicas.
Los psicólogos expresan que la mayoría de las enfermedades son funcionales creadas por conflictos emocionales y espirituales. Muchas veces un verdadero creyente, sincero, que desea crecer en santidad y agradar al Señor, sin embargo experimenta conflictos y derrotas. Por más que estudia la Palabra de Dios y ora, no puede tener victoria en ciertas áreas de su vida, o le es difícil una relación armoniosa aún con los hermanos en la fe. Estas situaciones, en muchos casos se deben a heridas del alma.
1. QUÉ SON HERIDAS DEL ALMA
Por los psicólogos, sabemos que nuestra mente (o alma) tiene tres niveles:
– lo consiente: es aquello que se sabe con claridad, que podemos reconocer libremente y suelen predominar las tendencias de carácter social.
– lo subconsciente: es el dominio de las emociones y complejos en oposición al reino consciente de la razón. En el subconsciente suelen reinar pensamientos, sentimientos y deseos egoístas.
– lo inconsciente: es el reino de los pensamientos que no podemos controlar que no recordamos en absoluto pero que están activos
Sólo entre 10 a 15% de nuestra actividad mental es consiente. El resto es subconsciente o inconsciente.
¿y que sucede cuando nos convertimos a cristo?
Cuando nos convertimos, la influencia del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios modifican muchos de los valores y conceptos de nuestro consciente.
También empieza a sujetar al subconsciente, lo que se va acentuando en la medida que el creyente avanza en su entrega al señorío de Cristo.
También puede sanar algunas de las dolencias del inconsciente.
Pero otras heridas pueden permanecer abiertas; traumas guardados en lo profundo del inconsciente que
afectan la vida consciente del creyente, y por lo tanto su vida espiritual y su crecimiento en santidad. Estas son las neurosis en el lenguaje psicológico, pero que Cristo también vino a sanar. «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido… me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos… a poner en libertad a los oprimidos…» (Lucas 4:18)
¿qué es el alma? Es la portadora de la vida humana, es el asiento de nuestras emociones, por medio de ella reímos, lloramos, odiamos, amamos etc. Por medio del alma, el hombre tiene conciencia de sí mismo. El alma se puede enfermar durante su recorrido en esta vida, pero puede ser sanada por el Poder de Dios.
2. CAUSALES DE LAS HERIDAS DEL ALMA
Existen muchas causas por las que una persona puede resultar herida. Estas heridas se pueden dar entre parejas de esposos, entre padres e hijos, entre hermanos; entre familiares, amigos vecinos en forma general. Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.
- Traumas de la edad prenatal. Muchas hay sobre todo sentimiento de culpa.
- Traumas de la niñez. Miedo, humillación, rechazo, resentimiento, abusos sexuales etc.
- Traumas de la edad adulta:
a. Tristeza frecuente sin causa aparente; llanto continuo; llanto angustioso al ser ministrado.
b. Rechazo a sí mismos; auto concepto bajo; sentimiento obsesivo; dificultad para relacionarse.
c. Amargura; espíritu crítico; rechazo a ciertas personas; el juzgar duramente ciertos pecados.
d. Temor obsesivo a la oscuridad a lugares cerrados, etc.
e. Rechazo a relaciones sexuales normales.
f. Dificultad para ser lleno con el Espíritu Santo.
g. Problemas psicosomáticos (síntomas de enfermedades que no tienen una causa orgánica)
Resumiendo podemos mencionarlos con nombre propio:
El odio hacia los demás, el adulterio y la fornicación, el resentimiento (espíritu no perdonador), la amargura, y las contiendas, los celos, la ira y la mentira, la prostitución, el engaño y la idolatría, la homosexualidad, la práctica del lesbianismo y la injusticias, el incesto, el chisme y la borracheras, la lascivia (el deseo incesante de sexo) las calumnias (información y difamación) los malos tratos y las metas no alcanzadas, la envidia etc.
Es importante pedir discernimiento al Espíritu Santo para descubrir los casos reales de dolencias del alma, pues algunos de los síntomas pueden deberse a un pecado no renunciado, o algo malo de lo cual no se ha arrepentido, o alguna forma de opresión por parte de espíritus malignos.
3. FUNDAMENTOS BIBLICOS PARA LA SANIDAD DEL ALMA
Ahora esa experiencia traumática escondida en tu inconsciente debes traerlo a tu consiente, es la única manera para que puedas apropiarte de la sanidad que Cristo ha logrado para ti en la cruz, aplicándola específicamente al trauma causante de la herida. Recuerda que no hay ningún sufrimiento tuyo que no sea conocido por Dios. Salmos 56:8 dice que todos están escritos en su libro.
¿Conoce Dios todas las circunstancias de tu vida, incluso las que te produjeron traumas? SI.
Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh, Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. Salmos 139:1-6
¿Conocía Dios lo que tú estabas sufriendo en el vientre de tu madre? SI
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. Salmos 139:13-16
¿Qué hará Jesús con tus traumas?
El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas. Salmos 147:3
Para la sanidad y liberación total de las enfermedades del alma Dios nos ha dado su palabra, su espíritu, su poder y su sangre.
4. PASOS PARA RECIBIR SANIDAD DE LAS HERIDAS DEL ALMA
1. Trae a la memoria, con la ayuda del Espíritu Santo, las experiencias que produjeron traumas en tu alma, y los sentimientos negativos que produjeron en ti en ese momento.
2. Renuncia a esos sentimientos negativos, nombrándolos: temor, resentimiento, angustia, ira, vergüenza, humillación, etc.
3. Perdona de corazón a toda persona que te hizo daño, mencionándola por nombre, y mencionando la acción específica que causó el trauma.
4. Pide perdón a Dios por cada sentimiento negativo; recibe su perdón y perdónate a ti mismo, creyendo y confesándolo con tu boca (Romanos 10:10).
5. Reconoce y confiesa en oración que Jesús sufrió todas las heridas de tu alma, y murió en la cruz llevándolas por ti.
6. Pídele que sane esas heridas con el ungüento del Espíritu Santo, y cree de corazón que tu alma es sanada en ese instante por el poder de Dios (Marcos 11:24).
7. ¡Dale gracias por tu sanidad y alaba al Señor porque ahora eres libre! Y podrás avanzar mucho mejor en tu crecimiento espiritual, y hacia una santidad práctica.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:16.
CONCLUSIÓN
Es fundamental comprender que la única fuente que puede sanar tanto el alma como el cuerpo es Jesús de Nazaret.
Él es el médico supremo que conoce específicamente tus necesidades y operará conforme a ellas. Permítele que su amor te abrace de manera que puedas ser libre.
Tómate un momento para pedirle a Jesús que te sane, si es necesario llorar o gritar, hazlo. Deja de guardar en tu corazón aquello que te daña y no te permite avanzar. Jesús murió para que, mediante su sacrificio, no debas sufrir ningún tipo de dolor. Acepta en este momento los beneficios de su sacrificio y decide caminar en sanidad.
Jesús está dispuesto a sanarte, pero debes tomar la decisión de pedírselo y no seguir viviendo con aquello que te lastima. Perdona, pide perdón y cree en lo que el Padre dice sobre ti. Mírate como él te ve y aprende a disfrutar el hecho de que estás vivo.
Levántate y sigue adelante, porque Dios no ha terminado su obra en ti. Jesús te dice en este momento: «He aquí que yo traeré sanidad y medicina; los curaré y les revelaré abundancia de paz y verdad» (Jeremías 33.6).
A M E N