EL FRUTO INEVITABLE

Tabla de contenidos

EL FRUTO INEVITABLE:

Madurez y Multiplicación para la Transformación de Nuestra Iglesia

Objetivo: Inspirar a los líderes y miembros a reflexionar profundamente sobre su propio discipulado, a comprometerse con la madurez espiritual integral y a entender la multiplicación de discípulos como el resultado natural de una vida arraigada en Cristo y una comunidad comprometida, buscando el crecimiento genuino y sostenible de nuestra iglesia.

Introducción y Rompehielos: 5 Preguntas de Reflexión Profunda

Para iniciar, confrontemos nuestra realidad con una reflexión honesta. Tomemos unos minutos para considerar estas preguntas en silencio o en pequeños grupos, pensando en nuestra iglesia y en nosotros mismos:

1. «¿Creen que cada uno de ustedes está diseñado para dar frutos?» Si la Biblia nos llama a la multiplicación y Jesús afirmó: «Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto» (Juan 15:5), ¿dónde vemos o no vemos ese fruto de multiplicación en nuestra iglesia hoy? ¿Es una expectativa bíblica que estamos pasando por alto?

2. El material indica que muchos cristianos buscan crecimiento, pero pocos entienden su verdadero motor: el discipulado. Considerando nuestra iglesia, ¿estamos invirtiendo nuestro tiempo y recursos prioritariamente en programas o en procesos intencionales de discipulado que transformen miembros en discípulos proactivos y fructíferos? ¿Por qué sí o por qué no?

3. Se nos pregunta: «¿Cómo medimos la madurez espiritual en nuestra iglesia? ¿Nos enfocamos más en el ‘hacer’ (asistencia, éxito de programas, dones externos) que en el ‘ser’ (carácter interior, frutos del Espíritu)?». Si el carácter (amor, alegría, paz, paciencia, etc. [Gálatas 5:22-23]) es el fundamento de la madurez, ¿cómo nos aseguramos de que el «ser» espiritual esté creciendo tanto o más que el «hacer» en cada uno de nosotros y en la iglesia?

4. El material subraya que «la salud emocional y la madurez espiritual no pueden separarse». ¿Estamos ignorando o abordando la inmadurez emocional y las faltas de carácter en nuestros líderes y miembros, o priorizamos un «éxito misional» superficial, como formar solo «discípulos pensadores», «emocionales» o «hacedores» sin equilibrio? ¿Qué consecuencias trae esto a largo plazo para el compromiso y la permanencia?

5. La permanencia de los nuevos convertidos depende crucialmente del compañerismo, la participación en grupos pequeños y el apoyo. Si nuestra iglesia no está experimentando el crecimiento numérico y el compromiso que deseamos, ¿qué tan intencionales somos en cultivar relaciones profundas, no solo ministerios visibles, y en acompañar a los nuevos en grupos pequeños? ¿Podría nuestra falta de relaciones ser la principal barrera para la multiplicación y la permanencia de los discípulos?

——————————————————————————————————————————————————————————————————————————

Desarrollo de la Sesión: EL LLAMADO A LA MULTIPLICACIÓN INTEGRAL

I. El Verdadero Motor del Crecimiento: El Discipulado y la Multiplicación Divina

El Corazón de Jesús: Discipular para Multiplicar. La Biblia nos llama a la multiplicación. Jesús lo dejó claro: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto…» (Juan 15:5). Y más adelante, «Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:8) . El fruto que glorifica al Padre no es solo nuestro carácter, sino también la multiplicación de otros discípulos.

La Comisión de Jesús y el Mandato de Pablo. Jesús nos dio la Gran Comisión: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…» (Mateo 28:19-20) [Información adicional, no en las fuentes dadas]. El apóstol Pablo, en 2 Timoteo 2:2, instruyó a Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.» Este versículo encapsula la esencia de la multiplicación de discípulos: discipular a fieles que a su vez puedan discipular a otros. Es una cadena de reproducción espiritual.

Discipulado: La Llave de la Transformación. El discipulado no es un programa más, es el verdadero motor del crecimiento. Es la llave para transformar miembros pasivos en discípulos sólidos, proactivos y fructíferos, y una iglesia de «espectadores» en una de «hacedores». Sin discipulado, no hay multiplicación genuina.

II. El Fundamento Innegociable: La Madurez Espiritual Integral

Madurez: La Base del Fruto Multiplicador. Para que haya multiplicación, debe haber un discípulo sólido y maduro. La madurez no llega automáticamente con el tiempo, sino que es el resultado de un crecimiento espiritual gradual, basado en la obediencia a Jesucristo y su Palabra, manifestada en oración constante, estudio bíblico, obediencia y servicio. Un discípulo maduro es, por definición, fructífero.

Más Allá del «Hacer»: Enfocándonos en el «Ser». A menudo, medimos el éxito por el «hacer» (asistencia, programas, dones externos), pero la verdadera madurez se enfoca en el «ser»: el carácter interior y los frutos del Espíritu. El apóstol Pablo describe estos frutos como «amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio» (Gálatas 5:22-23). Estos son los indicadores de una vida arraigada en Cristo.

    ◦ Ejemplo Bíblico de «Ser»: Los apóstoles y los primeros líderes de la iglesia primitiva (como Esteban en Hechos 6) no fueron elegidos solo por sus habilidades para «hacer», sino por su carácter espiritual, su plenitud del Espíritu Santo y su sabiduría [Información adicional, no en las fuentes dadas]. Su servicio fluía de su «ser» maduro.

La Inseparabilidad de Salud Emocional y Madurez Espiritual. Como afirma Peter Scazzero, «la salud emocional y la madurez espiritual no pueden separarse. Es imposible ser maduro espiritualmente y seguir siendo inmaduro emocionalmente». Esto es crucial para el liderazgo y para todo discípulo. La falta de carácter no puede ser excusa por un supuesto «éxito misional».

El Discipulado Integral: Mente, Emociones y Conducta. El discipulado integral busca un equilibrio entre la mente (conocimiento de la Palabra), las emociones (una relación viva con Dios que transforma el corazón) y las conductas (una obediencia activa y gozosa). Debemos evitar formar solo discípulos «pensadores» (conocimiento sin corazón ni acción), «emocionales» (solo buscan experiencias sensoriales) o «hacedores» (obediencia fría y mecánica).

III. Las Claves para una Multiplicación Sostenible

El crecimiento de la iglesia se logra a través de la evangelización y se consolida por medio del discipulado. Para una multiplicación sostenible, necesitamos un proceso claro.

A. El Proceso de Discipulado Integral: Convertir, Confirmar, Capacitar

Este proceso transformador lleva a los miembros a ser discípulos maduros y fructíferos, siguiendo el modelo de Jesús, que implicó discipulado individual, en grupo y corporativo. Las tres fases son:

    1. Conversión: Un encuentro genuino con Jesucristo y un nuevo nacimiento.

    2. Confirmación: Ayuda para desarrollar el carácter y las disciplinas espirituales (oración, estudio bíblico, servicio, obediencia). Aquí se nutre la madurez.

    3. Capacitación: Envío para hacer otros discípulos, descubriendo su misión y ministerio. Aquí se activa la multiplicación.

    ◦ Pregunta para la audiencia: «¿Cómo podemos fortalecer las fases de confirmación y capacitación en nuestros grupos de amistad o ministerios para que la multiplicación sea natural y no solo un evento?»

B. Aspectos Clave: Lo Relacional y lo Cognitivo

La multiplicación no ocurre en el vacío.

    ◦ Relacional: Los discípulos se hacen y crecen dentro de un contexto de relaciones intencionales y sinceras

. Los nuevos creyentes que se activan en un grupo pequeño tienen cinco veces más posibilidades de permanecer en la iglesia. El principio del iceberg nos recuerda que la parte mayor y más profunda de nuestro trabajo (las relaciones) debe ser más significativa que la parte visible (los ministerios).

        ▪ Ejemplo del Nuevo Testamento (Hechos): La iglesia primitiva en Hechos 2:42-47 es un poderoso ejemplo: «Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión (koinonia), en el partimiento del pan y en las oraciones» [Información adicional, no en las fuentes dadas]. Esta profunda comunión relacional fue clave para su crecimiento diario. «Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» (Hechos 2:47) [Información adicional, no en las fuentes dadas].

    ◦ Cognitivo: Además del aspecto relacional, el conocimiento de la Palabra es esencial para alcanzar la madurez. La Gran Comisión incluye explícitamente «enseñarles». La enseñanza profunda produce madurez.

        ▪ Pregunta para la audiencia: «¿Cómo estamos cultivando intencionalmente la relación con Dios y el conocimiento de su Palabra en aquellos a quienes discipulamos?»

C. Proclamación y Compromiso: Viviendo el Evangelio Integral

    ◦ El Evangelismo Integral: Ya no se trata solo de un «crecimiento numérico», sino de un desarrollo completo del discípulo. Incluye una dimensión didáctica (enseñanza profunda que produce madurez) y kerigmática (proclamación del mensaje de Cristo a través del testimonio personal, evangelismo individual y predicación pública).

    ◦ El Compromiso con la Comunidad: El compromiso genuino de nuestros miembros con la iglesia local y los grupos pequeños es vital para la permanencia de los nuevos convertidos

. Un estudio mostró que las principales razones para la permanencia son el compañerismo entre los miembros, la participación en la iglesia y en grupos pequeños, y el apoyo familiar. Por el contrario, la falta de relacionamiento y el poco conocimiento doctrinal son las principales razones de apostasía (abandono de la fe).

        ▪ Ejemplo Bíblico de Crecimiento y Compromiso: En Hechos 6:7, vemos que «la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe» [Información adicional, no en las fuentes dadas]. Esto ocurrió en un contexto donde los discípulos estaban organizados, servían y se mantenían en unidad, lo que reflejaba un compromiso palpable.

    ◦ El Compromiso de Dar: Dar es un requisito y una forma tangible de adoración que afecta nuestra relación con Dios y abre las «ventanas del cielo» para derramar bendición. Al dar, nos asociamos con Dios en la tarea de anunciar el evangelio. Este es otro aspecto del compromiso integral del discípulo.

    ◦ Pregunta para la audiencia: «¿Cómo podemos asegurar que nuestra proclamación del evangelio vaya acompañada de una vida que lo refleje (práctica) y un compromiso genuino de nuestros miembros con la iglesia local y los grupos pequeños, vital para la permanencia de los nuevos convertidos?»

IV. El Fruto Natural del Arraigo en Cristo

La Multiplicación es Inevitable si Permanecemos en Él. Recordemos la imagen de Juan 15:1-11: Jesús es la vid y nosotros somos los pámpanos. «Un peral, se esfuerza en dar peras. Un manzano, en dar manzanas». Así, el fruto del Espíritu y la multiplicación de discípulos deberían fluir naturalmente de nosotros si estamos arraigados en Cristo. La clave es plantar y cultivar nuestra relación con Dios.

Multiplicación: El Resultado de la Salud Espiritual. La multiplicación no es una estrategia compleja que debemos forzar, es el fruto natural del discipulado cuando hay crecimiento personal (madurez) y vida comunitaria activa (relacionamiento y compromiso).

Desafío Final y Compromiso (Reflexión Individual y en Grupo Pequeño):

Hemos visto que la multiplicación de discípulos no es solo añadir números, sino transformar vidas, cultivar el carácter de Cristo y vivir un evangelio integral, donde la mente, el corazón y la voluntad son ganados para Dios.

• «Como líderes (y como iglesia), ¿qué estamos dispuestos a hacer con el fin de ser los discípulos que Dios quiere?«

• «Si la madurez es el fundamento de la multiplicación, y la multiplicación es el crecimiento de la iglesia en todas las áreas, ¿cuál será tu primer paso concreto de ahora en adelante para profundizar tu discipulado personal, con el fin de ver un fruto abundante y duradero en tu vida y en la iglesia?»

Con la ayuda de Dios, no queremos ser solo buenos cristianos; queremos ser Discipuladores comprometidos capaces de reproducir la vida de Cristo en otros y ver la iglesia crecer en toda área.

AMÉN.

Compartir
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados
Y SI LA LUZ SE APAGA

«¿Y SI LA LUZ SE APAGA?” Viviendo como faros en un mundo oscuro» (Basado en Mateo 5:14-16)Duración: 60 minutosObjetivos:Comprender el llamado de Jesús a ser

Leer más »