REALIDADES DE UN PASTOR

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De retorno a mi ciudad después de unos días de sesiones análisis de labor ministerial al iniciar un nuevo periodo de trabajo en otros lugares y desde otra perspectiva y con metas y desafíos; viajando en el bus inicié un análisis de mi vida y ministerio y la labor de un pastor, y pude entender lo sacrificado y duro que es servir a Dios en este contexto el cual expongo a continuación. Y lo hago para que oremos unos por otros y nos unamos en el sentir de quienes pasamos estas realidades.

pastor adolfo valle predicando

 Adolfo Valle M.

De ayer a hoy las demandas y presiones de un pastor son mayores. La congregación pide sermones más relevantes que den respuestas a preguntas complejas. Como pastores cristianos, sabemos que solamente basándonos en la Biblia podemos alimentar a nuestra congregación. Por ende, se requiere tiempo, preparación y dedicación estudiando la Biblia.

Sin embargo, “hay otras presiones pastorales que demandan nuestro tiempo, como es el cuidado de nuestro rebaño, la administración de la iglesia, y en la mayoría de los casos un trabajo secular para nuestro sustento. Pero aún más importante, es el cuidado de nuestras propias familias. De hecho 1 Timoteo 3:4-5 nos indica que esta debe ser nuestra principal prioridad.” (José Pérez)

Por todo esto, al encontrarnos cortos de tiempo, muchas veces nos vemos presionados a sacrificar tiempo de nuestro estudio de la Biblia o preparación de sermones y es allí donde la insatisfacción de nosotros mismos mella nuestra identidad de un pastor que sabe que quiere y que debe dar un sermón bien nutrido pero que la realidad de la vida cotidiana es adversa y es allí donde somos tentados a dejar el liderazgo.

Muchos tratamos de ignorar estas realidades y las consecuencias a veces son funestas o perdemos la familia o la iglesia. Otros ignoramos todo y tratamos de hacer todo lo posible y al final no hacemos bien ni lo uno ni lo otro y la frustración llega. El estrés la familia el trabajo y la iglesia acaban con muchas ilusiones y fuerzas de un pastor que pudo llegar a ser un poderoso instrumento en las manos de Dios.

Pero como buen hombre de Dios el pastor Lucha contra este gigante de adversidades por cumplir su misión como buen soldado de Jesucristo y ser un ejemplo leal y viviente para las generaciones siguientes, estoy seguro que Dios más que nadie ve y conoce el arduo trabajo en el campo de labor y Dios que es justo el premiará nuestra labor.

Desde aquí, con mi pluma mi oración y agradecimiento a Dios por los pastores fieles de esta tan amada Iglesia cuyo ADN corre por nuestras venas que Dios te fortalezca amado siervo y compañero de labor, Nunca olvidando que al lado tuyo hay una gran familia que, así como Dios ellos siempre estarán contigo.    Dios les bendiga.

                                      Uno entre ustedes:

                                                              Adolfo Valle M.

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