JUAN 2:5
Entonces María les dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Jesús les diga.» TLA.
Hace ya más de un año que estamos presenciando una realidad que a todos nos ha sorprendido. nunca se había visto una situación parecida en las últimas décadas: una pandemia que en poco tiempo se ha convertido en el objeto de preocupación de todo el mundo.
En este año de crisis y de confinamiento he estado meditando en algunos principios basados en mi perspectiva como seguidor de Jesucristo que quisiera compartir con ustedes:
1. La vida es corta y los seres humanos somos frágiles.
Las crisis nos recuerdan que todos somos frágiles y susceptibles a enfermarnos e incluso morir repentinamente. En cualquier momento se nos acaba todo de lo bien que estábamos, como le paso a la fiesta de una boda. donde participaba la Mamá de Jesús.
2. Que la fe no se agote ante esta pandemia.
Dios no se ha olvidado de nosotros, seguimos siendo su iglesia, el sigue siendo nuestro Dios y todos los cambios que ha dado nuestras vidas sean para que en medio del sufrimiento, podamos acercarnos más a Dios. En la boda se acabó el vino, que gran problema tenían que afrontar el reciente matrimonio. Pero allí estaba Jesús.
3. Mantener la mirada en Dios
No es raro que podamos pensar en una situación como esta tiene un carácter apocalíptico y que se estén especulando mayores catástrofes y sufrimientos como posible etapa del fin del mundo. Ciertamente es una situación que nos sobrepasa y que pone en evidencia nuestra limitación, nos cuestiona y angustia. La mejor manera de aproximarnos es tener fija la mirada en quién es Dios. Aquel Padre amoroso, providente y fiel que siempre querrá lo mejor de nosotros.
4. La unidad debe ser una realidad.
Afrontar una crisis como esta no es de uno es de todos, no podemos estar aislados unos de otros, somos una familia, un cuerpo, una iglesia, la unidad para salir adelante es necesaria. Jesús oro por la unidad.
5. Nuestra provisión y protección está en Dios.
La confianza en el Dios al cual servimos debe estar anclada en las promesas de su palabra en nuestra posición de hijos y de siervos, tenemos que aprender a depender activamente de Dios y de su palabra. NO TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ. No hay justo desamparado.
Conclusión
Haced todo lo que el os diga, sigue siendo el concejo sabio hoy en tiempos como estos, Iglesia vamos a seguir haciendo todo lo que el quiere que hagamos, Orar, Cosechar, consagrarnos, unirnos, perdonarnos y amarnos. Así como el mejor vino llegó cuando ya no había nada, así los mejores tiempos vendrán. No lo dudemos. Amen.