1 Samuel 2:22 y 29
¿Cuántos padres alguna vez sufrieron la falta de respeto por parte de sus hijos?: hijos que contestan mal, que están nerviosos, especialmente cuando pasan por crisis en la época de la adolescencia
En esta nueva generación los hijos quieren ser guiados, pero no supervisados; quieren que les digas hasta acá, pero no cómo lo tienen que hacer o que les des órdenes. No quieren obedecer sin ninguna razón, de ahí la típica pregunta que hacen los hijos: ¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Por qué tengo que estudiar? ¿Por qué tengo que ir a tal lugar? ¿Por qué tengo que ir a trabajar? ¿Por qué te tengo que ayudar? No quieren ser supervisados de ninguna manera. Para ellos el futuro está en el presente, no piensan en su futuro, y su pasado no influye en este presente.
A esta generación se la llama la generación del mínimo esfuerzo: hacen el mínimo esfuerzo para estudiar, para trabajar, para obedecer, porque buscan el placer, la comodidad, y la tecnología. Internet por ejemplo o los video juegos han hecho que los chicos sean cada vez más individualistas, se encierran en su cuarto donde están solos y establecen sus propias reglas. No podemos entrar en su habitación o cuarto a poner ninguna regla porque ellos tienen las suyas propias.
Me preguntaba yo ¿Por qué una madre se transforma en obediente, en este caso a sus hijos, y no puede ponerles límites, sino que obedece sus caprichos?
Porque nosotros fuimos una generación que vivió su niñez con mucho autoritarismo, tenías un padre o una madre que te marcaban las cosas, había reglas y cosas que respetar sí o sí. ¿Cuántas mujeres les faltaban el respeto a sus padres, les gritaban o contestaban? Ninguna, tal vez sólo dos o tres. Generalmente teníamos mandatos, reglas, límites. Muchas pasamos por carencias materiales y no teníamos todo al alcance de nuestra mano. Se tardaba más en satisfacer una necesidad, si querías algo tenías que esperar, no como ahora que los chicos quieren algo y enseguida lo tienen.
Antes tus padres luchaban para darte aquello que querías tener, pero nada de pedir algo de marca. Era una generación donde todos obedecíamos porque había reglas, límites, normas. Por ese motivo ahora nos transformamos en padres obedientes que obedecemos los caprichos de nuestros hijos, porque siempre fuimos obedientes.
Hoy muchos padres prefieren llamarse amigos de sus hijos porque no quieren ponerles límites, no quieren decirles: «Esto es así», o «Tienes que comportarte de esta manera», o «tienes que actuar así» y respetar y hacerles respetar ese límite.
Por otro lado, hoy los padres valoran mucho la formación académica, quieren que sus hijos se destaquen en algún área; entonces los mandan a estudiar a diferentes lugares, a la mañana van a la escuela, a la tarde a inglés, etc. Eso no está mal, el problema es que esa exigencia académica constante lleva a los chicos a la depresión, al intento de suicidio y a la drogadicción: «Tienes que rendir, aprender, estar fuera de casa, estudiar, destacarte». Y muchos de ellos actúan de cuatro maneras:
· Con apatía : «Me mandás a estudiar de todo pero a mí no me interesa nada; lo hago porque me lo ordenas pero no porque a mí me guste».
· Con indiferencia
· Con depresión
· Con agresividad e inseguridad. ¡Cuánta agresividad y violencia vemos hoy en los chicos! Como no saben qué hacer con su vida, toda la depresión, la angustia, ese «sin sentido», esa sobre exigencia, los hace ser agresivos.
Hoy cualquier persona que tenga hijos en la escuela sabe que no están seguros, ni siquiera allí porque en los colegios hay drogadicción, hay violaciones, etc. y que de las peleas, riñas, contiendas falta de respeto de valores ni digamos de eso. Hoy solo son centros de información, pero no de formación de principios de valores eso ya se perdió allí en los centros de estudios. ¡¡Dios nos ayude?!!!
Mis hijos son hijos paridos para el reino, no para las tinieblas. Porque el Señor los va a libertar, los va a sacar de toda violencia, confusión, y opresión en el nombre de Jesús.
1 Samuel 2:22 «Pero Elí era muy viejo y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel y de cómo dormían con las mujeres que velaban a las puertas del tabernáculo de reunión. Y les dijo «por qué hacéis cosas semejantes, porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes, no hijos míos porque no es buena fama la que yo oigo porque hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre los jueces les juzgarán, más si alguno pecare contra Jehová quién rogará por él. Pero ellos no oyeron la voz de su padre».
2:29 Le dice Dios a Elí: Por qué habéis ollado mis sacrificios y mis ofrendas que yo mandé ofrecer en el tabernáculo y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel.